Estoy en la ducha y ya los escucho.
Se mueven sillas y la mesa de vidrio (que luego será apaleada impunemente para demostrar un punto, incitar a la discusión por la discusión misma o acompañar una verborragia interruptus) se abre para hacer el lugar relativo que puede lograrse en un modesto living urbano. Mientras apalean sillas existentes e inventan otras, gritan, se critican y algo dicen del baño. Seguramente se quejan por tener que usar el diminuto, pienso. Llegaron, son ellos, Los Vulnerables, los amigos XY de Dr. Love. Cada vez suman más a sus huestes, poblando la manada divorceé del mundo. Y la historia se completará una y otra vez.
La ducha es mi lugar favorito de meditación (está claro que no me habita la originalidad), entonces levanto la cabeza y pienso cómo sería tener un hijo varón, como ellos, o mejor* ¿qué han hecho sus madres para que odien tanto a las mujeres? (menos a mí, claro, es la declaración de cortesía del grupo: que soy distinta a todas, por supuesto, una afirmación tan obvia como manzana madura...).
He escuchado en pocas mujeres el deseo de tener un hijo varón, la mayoría se inclina hacia niñas y la promesa de volados rosas y perfumes que ellas traerán. No entiendo, porque un varón vendría a ser como la completud fálica ¿no? Pero claro, una niña ofrece la posibilidad especular de género completa, y esa pequeña falla freudiana (técnicamente llamada vagina) compartida no es menor…Los Vulnerables fueron abandonados, por mujeres. Ellas los obligaron a tener hijos, comprar una casa, y, asegurada cierta estabilidad, económica y emocional, les dijeron adiós. Realidad tangible: casa, hijos. Realidad intangible: estabilidad emocional.
Los escucho hablar desde su mundo sobre el mundo femenino “ellas te ven y la los cinco minutos saben si van a estar con vos” “ellas son más inteligentes”, claro que cuando algo se torna tan grandioso puede llegar a convertirse en amenazante. Sonrío por dentro mientras envuelvo el pelo en un toallón, esa necesidad de causarles una brecha…He intentado introducir la relatividad durante las pocas ocasiones en que me senté a escucharlos, pero es rechazada dicha postura, las certezas mandan y todas, todas son iguales (menos yo, claro, claro. Me agarraría de la famosa tautología de Platón, pero ojos que no ven…).
Sondeo en el pasado ¿Me habré enamorado de alguno con ese tipo de misoginia? me respondo que nunca lo sabré. Sí me enamora ese otro, el que se sienta luego de servir pizza a la manada y opina que sí, que las mujeres somos inteligentes, que él quiere hijos y exclama qué lejos que está de las experiencias que los otros cuentan..."Qué vivo, Vera es distinta a ellas"
¿No será que Dr. Love puso los ojos de distinta manera para verme?
*Valga el fallido
sábado, enero 13, 2007
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