domingo, agosto 28, 2005

Micromundos

En Alighieri existen varios mundos. Hoy quiero hablar del mundo de los contratados.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es el principal arquitecto de esta fracción de trabajadores (en la que me incluyo), ciertamente una porción de la desventaja social que pulula por nuestro país, cierto amigos, no sólo de piqueteros, planes y desocupados, se alimenta el agujero negro, no, hay más, y nadie habla de nosotros. Bueno, hoy, he decidido hablar. Los contratados, en principio percibimos sueldos de morondanga, sin beneficios sociales de ninguna clase, como ser obra social, por ejemplo. Debemos pagar el monotributo descontándolo de aquel sueldo de morondanga que percibimos. Poseemos un contrato que puede renovarse o no, de acuerdo a los ánimos del que lidere, dicho contrato es renovable en tres o seis meses, tardando en cobrar dos meses o más (en el mejor de los casos) luego de su renovación (en el mejor de los casos). No poseemos antigüedad, no cobramos aguinaldo ni ningún aumento de ningún tipo, no tenemos más de dos semanas de vacaciones, habemos contratados de seis años y otros más, otros menos.
Planteadas las características de este mundo, paso a hablar de la convivencia contratados-planta permanente. Obviamente, éstos últimos "los de planta", como solemos llamarlos, no se sintieron muy bien cuando el Gobierno comenzó a contratar personal, esto habrá comenzado en la época en que De la Rúa era gobernador. Para los que no tienen el placer: "los de planta" es el personal eterno y envejecido de la Municipalidad, conocidos y renombrados por su alta antigüedad y sus horas de café y asiento, imposible echarlos salvo que incendien el lugar, si esto sucediera lo máximo que podría acontecerles sería ser trasladados (si algún gremio los respalda, como habitualmente se da) . Todas esas habladurías de ellos....son ciertas.
Ahora, henos aquí, los contratados, desde ya en una situación de desventaja, pero con las reglas bien claras, eh: "Vos no tenes ningún derecho", escuchamos decir a diario, pero sí, todas las obligaciones de "los de planta" y más: cumplir horarios (que nuestro contrato no especifica), votar líderes sindicales, etc.
Explicada la situación, me remito a un suceso semanal. Selma, de planta, tuvo una descompostura y faltó, por lo cual debió pedir médico, lo cual, no pudo hacer correctamente, por lo que le pusieron "compensatorio" (debe compensar ese día que faltó). Todos, en la mesa en que toman café habitualmente, se quejaban de dicha "injusticia", Selma y Patty, rumiando broncas, fumando indignadas sobre la cabecera, hasta que Selma dijo mordáz "los contratados traen un certificado y ya está, a nosotros siempre nos cagan..." En ese momento se planteó un claro límite, mientras terminaba de almorzar, esta humilde servidora pensó "¿contesto o me adhiero a un silencio concurrido?". He aquí lo que hubiera contestado: "sí, mi amor, te cambio el lugar, vos ganás más del doble por hacer lo mismo (que no hacés, en realidad), percibís beneficios, tenés estabilidad, te aumentan el sueldo de vez en cuando, y no cobrás el año del arquero..." Pero me adherí al silencio concurrido.
Siempre existirá esa brecha entre nuestros mundos, ellos ingresaron en años diferentes, de forma diferente, nosotros la parimos, y quizás, allí es donde se prueba más la vocación, aferrarte a eso que querés hacer, a pesar de todo... Pero..jeje, este es un pensamiento ¿cómo llamarlo? algo conformista... ¿acaso la vocación debería ser un premio consuelo? ¿acaso debería ser "probada" por medio de condiciones de trabajo altamente injustas? los jóvenes profesionales contratados ¿seremos viejos profesionales contratados el día de mañana?¿tomaremos cafés eternos en nuestras sillas apropiadas para siempre?...La otra vez una asistente social con la que trabajo me dijo que yo realmente amaba lo que hacía, pues mi estilo era acercarme a los pacientes y trabajar, que los otros ( "los de planta") no lo hacían, quizás porque no tenían verdadera pasión por la profesión...La verdad es que le contesté que yo no hacía dos años que estaba en Alighieri, y ellos hacía quince años que estaban, que quizás la pasión se iba, que no sabía si yo sería ellos en un futuro....Pero ella me dijo..."yo estoy hace quince años y trabajo con pasión"...es cierto y me cagó, mi hipótesis se fue por un tubo y pasé a conectar otros pensamientos...En realidad ¿por qué debería identificarme con ellos y pensar que terminaré así? si tenemos historias diferentes desde el vamos...¿por qué pienso en estos lugares intercambiables donde no hay lugar posible "vos sos yo, yo soy vos"? ¿acaso la herencia no es eso, que alguien cede a otro su lugar en algo? sí, pero uno elige si toma ese lugar y también si hace con eso que le dejan algo diferente ¿no?

4 comentarios:

Unknown dijo...

O sea que en la repartición donde trabaja usted hay empleados de planta y contratados. Los de planta se llaman así porque tienen raíces arraigadas y porque su vida se parece mucho al estado vegetativo. En cambio, los contratados, no.
Yupiii! Creo que lo entendí!

Unknown dijo...

Ah, y un detalle: los coloreados con verde... ¿no deberían haber sido los de "planta"?

Vera Finkelstein dijo...

Blogudo:
Me encantan sus asociaciones, siga así!

Unknown dijo...

¡Qué coincidencia! Mi terapeuta me dice lo mismo (de hecho estoy seguro que se divierte bastante con mis sesiones), pero no obstante, sigue cobrándome. Si esto a usted le parece incorrecto, el puesto es suyo.