sábado, julio 15, 2006

Pelos de la lengua

Despierta un estertor primitivo de maldiciones obscenas y paganas: la peluquería ( y todo lo que con ella deba relacionarse) Será por eso que tengo el pelo largo, será por eso que hago mis propios baños de crema, será por eso que llevo a cabo un exhaustivo estudio de mercado sobre tecnología, químicos y componentes de shampúes y cremas de enjuague (¿saben que algunas tiene formol, báh, formhaldeído?) Detesto que un hombre desganado con mechoncitos a lo surfer ochenta me queme el pelo utilizando su poderoso artefacto de potencia seiscientos, que, incesante, golpee el casco con un cepillo metálico, mientras pasa mecha por mecha en repeticiones innecesarias frente a una docilidad francamente expuesta. Confesá: a tu barbita candado le pusiste más pasión.
Le dedico mi más sentida adversión a la serie, odio ser tomada en serie y que lo que digas jamás (ni en las leyes del reino de Narnia) sea interpretado como lo que querés (¿es eso posible? al menos un acercamiento) Una atrás de otra van pasando y a todas las que viste les hace lo mismo, y sabés, con la seguridad que te ofrece esa silla acolchonada y las desgastadas revistas Gente, que vas a ser la próxima por la que pasará la total ausencia de magia, la absurda previsibilidad. Ejércitos de brushing, recto de raíz y con rulos en la punta, flequillito bombé al por mayor, gracias. La energía de esos lugares me invita a querer huír con toalla enroscada y bata gris gigante, sin destino, llena de furia. Y los diálogos vecinos no podrían dejarme más indignada, y las risas forzadas…Y el ¿te lavo con esto o con aquello? el repetido ¿te pongo una ampollita? esa que en el mercado se cotiza dos con cincuenta y en ese Alighieri humeante te la cobran diéz…Seamos honestos, poner esa cremita, ponerla, lo podés hacer en tu casa al ritmo de My Sharona y comiendo un midnight snack…Pero, periódicamente, me siento compelida a repetir, encontrando lo mismo o peor. Quiero esto…Y cuando finaliza su trabajo y ves cabalmente que no hizo esto, llega la orgullosa inquisición final ¿Te gusta? No, no es lo que pedí. Es que tu pelo es muy largo, sedoso, blá. O tampoco pudo porque no está entero o tiene rulos o vaya a saber que otra excusa humillante, porque aceptémoslo de una buena vez: vos tenés el defecto, ellos hacen lo que pueden…Las tinturas son un tema aparte, ese bordeaux a indiscreción que observás desde el fondo del colectivo en todas las cabezas, deben tener toneles en la trastienda…Esos reflejos casi blancos, gruesos y de a dos ¿A quién se le ocurre semejante afrenta al mundo femenino? Las decoloraciones no podrían ofrecer mayor naúsea, el amoníaco te entra por los lagrimales y sale por los orificios de la naríz destapando vías que jamás sentiste que tuvieras. ¿Y hay que considerarlo un placer? ¿Un lujo? Quedarte sentada con la gorra incrustada como un Hellraiser posmoderno ¿Estás seguro que éste es el capullo de la crisálida? Yo no.

5 comentarios:

Cruella De Vil dijo...

Aguante el champú y la crema enjuague aplicadas en casa al ritmo de Ma ma ma maiii Sharonaaaaaaaaaa!
La peluca se la tienie Mamucha y las chuzas las tengo laaaargas laaaargas.
Odio las peluquerías!
Aunque admito que mennnncantaaaaaaaaa que me laven el marulo porque me echo unas siestas de aquellas!
De todas formas, si mal no recuerdo, no he puesto mis pieses en esos recintos satánicos, desde principios de año.
Usté dirá:
- Así tiene la capelu!
Y yo responderé:
- Es aCsolutamente cierto.
=(

Vera Finkelstein dijo...

Aguante Cruella!!!!
Es cierto que el lavado puede ser muy placentero, pero depende de las manos que lo lleven a cabo, no?

sauria es una mutante! dijo...

aaahhhh yo caigo en la peluquería cuando los tijeretazos que me pongo frente al espejo, ya no tienen solución ni acierto. Entonces, caigo, como sapo de otro pozo "esto te lo cortaste vos?" y tomo ubicación en el templo oratorio de las más grandes pelotudeces humanas, que me sacan completamente de quicio. Sí, porque no hay nada peor que escuchar las cosas que se dicen en la peluquería, que da por tierra tantos años de feminismos y de lucha de género. Pareciera que el amoníaco destapa conductos a costa de taponar la sinapsis neuronal.
Un peluquero me dijo cierta vez, a raíz de mi corte autodidacta: "Si yo le hiciera esto a una clienta, estaría puteándome una semana..." a lo que yo le respondí para su horror ante la caída de su peludo mundo: "En fin, es sólo pelo, qué va a ser...."

Ana dijo...

Lo peor son los temas de conversación, me resulta deprimente. La peluquera seguro piensa que tengo alguna deficiencia mental, no tiene consuelo que en mis dos visitas anuales durante varios años, no haya podido averiguar nada, nada de mi vida y no le haya comentado nada sobre ninguna vecina.

Vera Finkelstein dijo...

Sauria:
Yo me doy tijeretazos también, lo aprendí de mis pacientes menores de cinco... Es cierto que es sólo pelo ¡Y crece a pesar de todo!
Besos!
Ana:
También soy silenciosa, no le encuentro ningún placer a charlar con extraños!!!
Besos!