miércoles, agosto 02, 2006

Obsesión marginal

Resulta que tengo varias obsesiones (a pesar de ser una histérica, en el sentido más lacaniano y analizado de la posición: una histérica con manejo técnico, ahí está...) y una bastante pronunciada es con los libros.
Cuando regalo libros jamás de los jamases los dedico, es más: odio los libros con dedicatorias. Creo firmemente que el único que puede dedicar es el autor. Siempre ojeo las primeras páginas y en general me encuentro con que el/la que adquirió el ejemplar ha trazado sus mejores deseos en una tinta indeleble. Odio ese gesto, me parece soberbio, no tengo otra explicación. Prefiero un señalador o una nota adjunta.
Otro tema es el diálogo con el autor, sí, esa forma que tenemos algunos de anotar sobre los márgenes cosas como "qué hijo de puta" cuando le pegó a una tecla o "hermoso" cuando desplegó una imagen u otras frases que... sólo la sintonía o el asombro. Eso está permitido y resulta altamente valorado, si me prestan o adquiero un usado, también las busco para ver por dónde andaba el antecesor, es como una botella a la mar: jamás llegará al creador, pero está ahí mismo, en esas páginas, como una herencia, un regalo de un otro, una hermandad secreta.
Hace tiempo, al no tener lápiz en mano, el método de reemplazo era doblar las hojas justo en el pasaje elegido, y cada vez que releía volvía a ese encuentro con la mirada anterior.
Dentro de esas neurosis está incluída la de no prestar libros, un clásico: porque nadie, pero nadie los devuelve, incluída en esa obsoleta ley, por supuesto. Pero esta fue cediendo con los años y volví a caer. Hace unos días entendí por qué.

-Te lo presto, pero no le saques la marca a las páginas, leélas y volvé a doblarlas...Son cosas que me gustaron y bla, bla, bla....
-Bueno....

En el momento de la devolución, chequeo recalcitrante e involuntario de rutina para para comprobar que no, que ella había deshecho prolijamente las huellas, tan bien, que ni siquiera quedaban las arruguitas...Una clara afrenta.

-Pero....¡Desdoblaste las páginas! (al borde del colapso narcisista...)
-Sí, pero me las conozco de memoria ¿Querés que te las diga?
-No...¡Quiero mis páginas dobladas!
-Así te conozco mejor....
-La próxima vez conoceme y dejalas dobladas, por favor...

Ya nadie entiende instrucciones de uso.

7 comentarios:

Cruella De Vil dijo...

Ah nooooooo!
Eso es lo que se dice una falta de respeto propiamemmmte.
Tampoco estoy a favor de emprestar libros pero, la mayoría de las veces termino cediendo.
Es que soy de buenaaaaaa.
>=P
MUEJEJEJE
Y no, no marco, ni doblo, ni nada.
Ultimamente, apenas leo.
Muy mal eso, Cruellita, moooy mal.
Pero bueh...algún defecto tenía que tener, o no?
=P

Suarez dijo...

Lo mejor es el post-it con dedicatoria: queda a gusto del agasajado dejarlo para siempre o despegarlo y hacerlo pasar a mejor vida.

Vera Finkelstein dijo...

Cruella:
Si apenas tiene tiempo! Pero el transporte público es un lugar elegido para la lectura, si tiene un largo viaje, lo recomiendo...Y una ventana con sol, ni le digo!

Diego:
Qué buena Idea! gracias! Usted tiene una obsesión similar o me parece?

Suarez dijo...

Obviamente. Por algo llegué al post-it. A mí también me avergüenzan las dedicatorias indelebles. Más que nada las ajenas. Tengo para un post largo acerca de esto... le agradezco haberme hecho acordar, Vera.

Unknown dijo...

Lo que son las cosas...

Yo ODIO hacer anotaciones en los libros. Considero que si fueran necesarias ya vendrían hechas. Además, "esto está buenísimo" o algo similar en una obra que compone un todo que es mucho más que la suma de partes aisladas?
Vaaaamos!
Y te digo más: me encanta que me dediquen los libros. Porque un regalo no es solamente intercambio de dinero por un bien que se entregará sin pedir resarcimiento... un regalo tiene mucho de quien da, y de quien recibe. Y la dedicatoria nunca puede ser mala o estar de más. A lo sumo jode en el caso de que no te guste el libro que te regalaron y no puedas cambiarlo, pero en ese caso, el problema sería que no te conocen lo suficiente...
Bueno, amigos... esto ha sido todo por hoy. Muchas gracias y los veo en la próxima edición de "cabreándose con el Blogudo"...

Vera Finkelstein dijo...

Blogus:
Es bienvenida su subjetividad aquí: a usted le gusta así, a mi me gusta asá, a él le gusta... probablemente de otra manera.Ya sabíamos que todos veníamos diferentes, eso es lo divertido o lo que nos angustia a veces... Son obsesiones! ese es el título del post! todos las tenemos! Y esa parece ser su naturaleza, de lo más contradictoria, fíjese que me gusta la anotación pero no la dedicatoria! ja!
No me diga que usted no tiene obsesiones...
Besos!

Unknown dijo...

Odio el chivo, y más aún el autobombo, pero creo que a eso que decís mi último post lo explica bien... no?

Besos!