Siento que no quiero desvirtuar el sentido de este blog, que era otro, no el actual obviamente. Pero como escribir me hace bien, lo hago, aunque sé que no debería. La otra vez una amiga me trajo algo que le escribí en un cuaderno que le regalé, hace tiempo, cuando estudiábamos el arte de la poesía. Decía algo así como que un poeta debe transitar el dolor pero no escribir durante su proceso, sino en su salida, así se podrá trabajar el poema. Eso me ayudó. El cuaderno era de esos con dibujos en la tapa (tipo Gloria) y le había dejado el ticket del precio, ella me mostró que decía un peso y que abajo en rojo yo le había puesto "un poeta vale más"...me hizo reír...
El trabajo que hago ahora es de duelo, es el más difícil, porque cuando llega la ola de dolor y tristeza, te patinás en el fondo y no sabés cuándo va a dejarte salir. Pero sé que termina.
Escribir es la única forma que conozco de curarme las heridas, desde hace mucho.
A la mañana temprano el dolor es más agudo, creo que porque te levantás y pensás otro día más sin ella, de nuevo a confrontar la realidad, y tachar los minutos y las horas, como un preso del silencio. Entonces busqué algo que hacer a la mañana: paso los cuadernos que había escrito estando en Alighieri, registrando todo, aprendiendo algo. Hay casos, pacientes, historias...Desde el 2004 en adelante....Son cinco cuadernos de cuarenta y ocho hojas. Recién voy por el primero.
miércoles, febrero 22, 2006
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