miércoles, febrero 15, 2006

Necesito salir a la calle, a caminar. Sin que me lancen esas miradas de ternura, ni me pregunten de cuánto estoy. La realidad es cruel y parezco como de 3 meses aún.
Necesito caminar como si fuera alguien más que camina, una ignota, una chica más.
Pero me cuesta, tengo los rastros de lo que fue y me cuesta.
Solía explicarles a mis alumnas de 20 años lo que era el duelo, creía que la tenía re clara, pero no, ahora lo sé mejor que nunca: las horas son de chicle.
Y por primera vez la gente no tiene la culpa de mirarme así, porque ahora sé que vivir es azaroso, y debe ser celebrado. Ahora sé lo que era realmente que todos quisieran tocarme la panza, fue algo mágico que ahí adentro se pudiera sostener vida durante 9 meses. Pero también lo sabía antes, no era necesario pasar por esto.
Ahora sé lo que es ser madre, lo que es querer dar la vida, lo que es sentir ese agujero, lo que es querer ejercer ese papel lo más pronto posible.
Ibamos a ser los mejores padres. Lo intuíamos, luego lo supimos.

1 comentario:

Noe dijo...

Nena, nada... el duelo puede tener características generales, pero los condimentos son tantos como personas hay en el mundo... no hay una "normalidad", así que tomate todo el tiempo que haga falta, llorá, pataleá, gritá, camina, pintá, agarrate de cualquier muleta que sientas que te sostenga, no importa si los demás piensan que es una locura, vos sola sabés que es lo que necesitas. Espero que lo puedan sobrellevar lo mejor posible, y aunque tal vez en este momento te parezca que no, van a volver a ser felices; no de la misma manera, pero con tiempo, con el apoyo de amigos, familia y de gente que les pueda dar una mano lo van a conseguir. No te dejes tragar por el abismo, hermosa, porque te chupa y cuesta un montón hacer que te largue. Besotes enorrrrmees!