¿Se acuerdan cuando estábamos en el jardín de infantes y la seño nos invitaba a jugar en los diferentes rincones? Había autos, pinturas, legos...¿Qué elegíamos las chicas? Pues nada más ni nada menos que: ¡La casita! ¡Era una casita en la que sodomizábamos al planeta! Los pobres niños que se atrevían a elegirla también, asistían resignados al ritual de verse como padres de varias muñecas destartaladas, proveedores de alimentos y dueños de una flamante y exigente esposa de cinco años...
Algo así pasa ahora en Alighieri. Tenemos La casita. Sí, en el traslado de los profesionales no-médicos que les conté, nos enviaron a un nuevo lugar. No está mal. Claro que a Patty y a Selma no les gusta, gritan todo el tiempo, porque allí, no tienen dos consultorios como antes, además de tener que compartir (si quisieran atender a algún pobre paciente, mejor dicho, si alguien quisiera atenderse...) con aquel psicólogo de mirada perdida a quien exiliaron de su abraso psi-maternal. En resúmen, las chicas no se sienten cómodas en este lugar, pero han hecho lo posible para transformarlo en "La casita". Pusieron plantitas, el calendario con los cumpleaños, en la cocinita están los platos, el jabón y otros utensillos necesarios que todo hogar necesita...Hasta querían dividir las mesas cuadradas (que componen la mesa general) y hacer varias con sillitas alrededor como en un bar!!!! Pero la Rottenmayer dijo que no, que eso era parecerse mucho a los pacientes... En fin, ellas armaron La Casita. Que-mistri lee el diario sentadito, mientras ellas gritan, se quejan de ser el último orejón de la institución y urden sus nuevo planes maquiavélicos para hacerse de un consultorio "para guardar sus cosas"...
lunes, diciembre 05, 2005
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