Todo ocurrió aquella tibia mañana de enero en la que...mi querido esposo decidió tramitar mi prenatal.
Claro, fue hasta Alighieri (como yo no puedo ir porque ya estoy de licencia bien merecida, pero aún no asentada en no sé que coño de libro del burócrata de turno) y allí, bueno, lo volvieron loco. En principio le pidieron que yo tramitara un "certificado de supervivencia" en la comisaría, es decir, debía probar que estaba viva, para iniciar el trámite. Luego, se agarraron la cabeza, pues, dado mi estado, no podía ir a firmar los memos varios dirigidos a mi flamante condición de contratada en relación de fuck yourself dependencia "¡Qué gravedad! ¡No podía firmar los memos!" se agarraba la cabeza uno de los de personal. Luego fue a ver a una médica que le pedía: mi dni, certificados varios del obstetra, certificado prenatal, certificado de fpp (fecha probable de parto), etc. Todo esto en forma "urgente", y "cómo podía ser que no lo hubiera tramitado antes yo"...no sé, es que estaba demasiado ocupada preguntando sobre esos trámites y nadie, absolutamente nadie sabía un carajo ¡Ahora se acuerdan de saber!
En resúmen, el pobre maridito volvió aterrado, gesticulando y puteando a todo Alighieri y sus confines...Ahora tiene que llegar nuevamente tarde a su trabajo para entregar todos esos papeles que le piden..."Burocracia: su lechuguita!"
lunes, enero 30, 2006
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