martes, enero 24, 2006

Misterios del género

Vaya uno a saber por qué pero la cuestión es que con esto del embarazo una pierde y gana amigas, sí, así como lo escuchan queriditos. La cuestión parece centrarse en que a algunas las sensibiliza, las compatibiliza, y las llena de amor, y a otras simplemente...bueno... de odio. Mi sorpresa fue tal al descubrir que es un estado que...puede provocar envidia. Sí, así como lo escuchan, o al menos esa parece ser mi humilde conclusión, porque no tengo otra. Lo cierto es que una gran amiga mía (pero no tan "gran" como otras) se apartó. Sí, es una colega, claro ¿y eso que tiene? ¿acaso debería estar más analizada-prevenida por ser analista? no amigos, no se engañen, uno puede ver la basurita en el ojo ajeno y no cansarse de llorar por la propia, eh.
Me estoy yendo de tema. Me remonto al pasado: a los tres meses de felíz e insípida gravidéz, le conté la hermosa noticia de mi preñez, telefónicamente. Al principio parecía mostrar alegría, pero duró poco. Lo que resultó más extraño fue que comenzó a hablar en una catarata de detalles innecesarios sobre la formación de los bebés, y todos los riesgos, sobre pacientes graves embarazadas, problemas con la medicación, efectos que las diferentes medicaciones podrían traer en los fetos, y un cúmulo de barbaridades, que, francamente me interesaban una toronja, porque no era mi caso y simplemente porque estaba felíz por la noticia y quería compartirla con ella, pero bueno, así trancurrió esa charla bizarra.
Luego se dio otro período, en que yo la llamaba, le dejaba mensajes, en su casa y celular, algunos no respondía y en otros me decía que estaba muuuuy ocupada como para armar un encuentro. El tercer y último suceso ocurrió cuando nos encontramos en unas jornadas, yo ya estaba con mi obvia panza de cinco meses, y ella, faking a smile, me saludó, siempre mirándome a la cara, lo más curioso es que nunca bajó la vista hasta mi panza, ni osó emocionarse, acotar, felicitar, hablar algo del tema ni nada al respecto, como si no existiera. Estaba con otra chica, no muy simpática, que, al estilo secundaria, me miró asquerosa y siguió hablando con ella. En otro momento del evento me encontraba charlando con un grupo de analistas, y una, bastante aguda, la vió pasar, la llamó y le dijo "Fulanita! te presento a Vera. Vera, Fulanita" como certificando algún supuesto distanciamiento, ¿y qué hizo Fulanita? no entendió un carajo y respondió "Si a Vera ya la conozco!". En un intento desesperado de charlar con ella, elegí excelente oportunidad en la que, minutos después de este fallido, Fulanita decidió ir al baño, sala de reunión femenina por excelencia, le dije que yo también iba, mientras trataba de ponerme a su lado y entablar un infructuoso diálogo, no contestaba. Mientras avanzábamos hasta la puerta, abrúptamente salió su conchuda acompañante y le dijo "Ay! está repleto!" y Fulanita exclamó "Ni en pedo voy, entonces" y enfiló para el lado contrario, dejándome hablando sola, pero con mi vejiga limpita.
Así fue nuestro último encuentro, creo que después le mandé un par de mensajes, pero sin señales de vida...
Este hecho no es tan misterioso para mí, de pronto comencé a recordar ciertas pautas de conducta de Fulanita con otra amiga que había tenido un hijo, también encontré que criticaba a aquellas parejas que intentaban formar una familia, y fui relevando datos variados de esta especie en su historia. En fin, curiosidades del mundo femenino.
Por otro lado, algunas amigas se han tornado íntimas desde mi embarazo, muchas honestamente han manifestado deseos de tener hijos y no poder o no elegir hacerlo en estos momentos, otras han compartido la experiencia prestando cosas, o recordando, o aconsejando. Brindo por esas mujeres.

3 comentarios:

Noe dijo...

Te acompaño en ese brindis. (Con agua, obvio). Besos!!

Vera Finkelstein dijo...

Claro! Y alfajores Havanna y helado!! obvio!

Noe dijo...

Uy mucho mejor!