Le hablo. Sé que me escucha. Hace tres días que nos viene rondando.
Tiene un gran ojo naranja en el medio y alas de chiffón.
No podría transcribir lo que le dije, nuestra conversación fue privada (el territorio del dolor es locura, y hay que estar loco a veces y nadar...)
Sé que sabe, le digo lo necesario. Sigue posada en las teclas B, N y H. Espera.
No creo que el mundo de smog le guste. Le explico uno a uno mis próximos movimientos "voy a abrir las cortinas y las puertas" parece que le viene bien, porque callada camina dócil hasta el papel entre los espacios de las letras. Sigilosa, lo deja en blanco y avanza sobre la flor de una azalea.
lunes, abril 10, 2006
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