miércoles, abril 19, 2006

Misterios y obsesiones de Ella Burg (parte III)

"-¿Tu perfume es el Poema?
-¿Cómo sabes?- preguntó una analista asombrada
-Lo busqué- Le dije. No sé por qué la gente se asombra cuando descubrís su perfume ¿acaso no es un secreto a voces?. La cuestión es que ahí estaba: la revelación intangible...
Todos se proponen lograr, crear, provocar, y generalmente se remiten a sus propias infancias ¿qué podría depararnos el intento de Thierry y su Cologne? Nada, tan simple como eso. Tendría que tener algo de ambré como la colonia de nuestros abuelos y no musgo blanco y bergamota, como la del suyo.
Sarah intentó con patchuli, musk y lavanda, notas altas de mandarina, bergamota, rosewood, martini de manzana (¿le pondrá martinini de verdad?) y un corazón hecho de cedro seco, ámbar blanco y maderas varias, uf. Pero ella dice que, sobre todo; intentó darle la textura del tweed ¿para qué? Para ser como un rouge rojo agrio pasado de su tiempo, guardado en una caja de pinturas de los años setenta que le robabas a tu vieja. Nada de esa tela que promete al principio y cuya pista se desvanece con el correr de un tic-tac.... Probablemente la mezcla de todos tus placeres sea tu lápida o desvarío..." Aquí ya me estaba preguntando a dónde querría llegar Ella, ya no buceaba, enumeraba y sé muy bien que cuando se endulza nada la detiene...
"La que sí logró lo que quería, y lo dijo bien claro con el nombre Cashmere, fue Donna. Ella sí tradujo esos hilos, porque quizás no quiso meter el bosque, la memoria, la alta costura y las calles de Nueva York todos en uno, sólo se limitó a precisar, trabajó de otra forma, o quién sabe...se asesoró mejor...Ahora hay otra versión, con gotas de láudano de Malta, me pregunto..." ya era el láudano de sus palabras, y venía presta la fórmula "Creo que el secreto está bien guardado en la combinación de sándalo, almizcle y ámbar, una gota de más: desastres olfativos..."

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