viernes, abril 07, 2006

Misterios y obsesiones de Ella Burg (parte II)

En el medio de los ojos un diamante pugnaba por tomarlo todo, aquel momento se venía sin pausa de imágen. La representaba, luego de la descompostura, presa de su hallazgo, con la puerta trancada, algunos golpeando y Ella sosteniendo o sostenida por su pasión, su descubrimiento en ciernes, el fin de los finales, la culata de la botella, el más allá...
"La acerqué, no quedaba nada, "Everything and nothing" me soltó mi Borges. El conocimiento me indica que en el propulsor quedan rastros eternos, pero no estaba segura, o sí, era el único que no había probado, el más obvio de todos. Quizás la troglodita de su dueña se lo hubiera acabado como una pasión frugal de verano..."
Me apuré con un nombre, nada era peor que interrumpirla en sus descripciones obesas...."No me apures que estoy tratando de retratarte un sentido, y un sentido no se rescata así nomás..." Tenía razón.
"Acerqué e inspiré con todas las fuerzas que me quedaban, lógico...Te decía que respiré, haciendo a un lado mi sinusitis crónica y dejé volar la imaginación hasta aquel recinto de suplicios privados donde pocos se atreven, volví a recostarme en el diván, a sentir, a recrear las palabras y aquel tercero terco y mañoso distractor. Era él, estaba segura. En la sesión siguiente me decidí, era la lucha de mi especialidad, era todo o nada, era una sóla pregunta ¿acaso no vamos al matadero del inconsciente para quedarnos con más preguntas?"...Le tuve que responder que sí, que tenía razón la muy maldita. "Está bien, no era LA pregunta, pero qué me importaba...También podemos valorar que si era una ortodoxa, pensaría muy bien la respuesta y se equivocaría tratando de asociar fuera del todo...Pero, si era quien decía ser, por su elección y por su fidelidad a ella, la iba a querer un poco más, qué se yo..."

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