miércoles, abril 12, 2006

Fastidio Returns

Lo de Fastidio es una constante que no se deja abandonar así nomás. Hollywood es una meta valorada y hay que perseguirla cueste lo que cueste.
Casi sin esfuerzo de producción, la otra noche la escuchamos pelear, nuevamente con el novio, naturalmente. Esta verídica historia de pasión y desenfreno no da respiro...

-Dejameee, andate, andateoooeeee
-No me voy hasta que no me digas que me amás...
-Sos un boludo de mierdaaaa...
-Pará, nena, no me pegues...
-Vos me pegaste, mirá cómo me quedó acá, soltame, soltame soltameeee!!!!
-Si vos sos la que me pegás siempre....A ver...dejame verte...¡No tenés nada nena! ¡No me pegues!
-¡Quieroooo dormir, andate!
-No me voy hasta que me digas...decime que me amás y me voy...hablemos...
-¡Andate! ¡Te dije que te vayas!

Y así se repite la escena durante las horas lunares, en círculos eternos que valorizan cada porción de las brillantes actuaciones.
La tensión sexual crece hasta los arrebatos, la pared se desmedra con piernas ofuscadas que le dan la espalda al novio, movimientos que estampan en la oreja. Es un trabajo de riesgo, debo admitir.
Dr. Love está resignado y mira la tele. Su chancletuda y fiel servidora no puede, teme tener que llamar a alguna ambulancia, o servicio de urgencia inmediata. Lo golpea sin piedad.

-Ahora cuando venga mi papá le voy a contar...

A Fastidio no le alcanza con tener que hostigar al perrito llamado Bonito, pero esa es otra historia. Bonito no sabe qué papel tomar, Fastidio exige estar primera en la cartelera, el cachorro se resigna a no alcanzar el estrellato y le dona todas las apariciones no sin antes tramar y sostener silenciosos piquetes en la puerta. No quiere salir...La Cleopatra vernácula lucha frente a la difícil tarea, se arrodilla y teme rasgar las recién adquiridas can can marrones cuando se arroja a limpiar cagadas y meos, pero después se recupera. Se calza una minifalda, enjuga las lágrimas con desdén, posa algunos toques del índice embadurnado con brillo en los labios y sale victoriosa con El Corto, que la espera mientras enfunda sus manos en los bosillos de un jean abuchonado por el cinto y con ruedo recientemente adaptado a su fisonomía.
La trama da un vuelco, ahora El Corto tiene juguete nuevo también; un organito que martilla como puede. Preferíamos todos los infinitos comienzos de Mabo Number five a ésto, pero le cedemos el placer del arruinar lo oídos, comprendemos la vasta desolación y soledad de ser el segundón de semejante masa de capricho permanentado y teñido. El también recibe los aullidos de la diva, pero permanece fiel al valuarte familiar, al mandato paterno "cuidá a tu hermana mientras no estoy".
Esta es la historia de cuatro machos sometidos (aún no sabemos el sexo del pajarito) que decidieron amarla sin pavor. Amor filial, amor de mascota, amor sin sexo ¡Quién está autorizado para juzgar cuál es el adecuado! Pero si seguimos las lecturas primarias sabremos que los virajes son posibles y previsibles, y que alguna vez el esclavo deberá convertirse en amo.

1 comentario:

Cruella De Vil dijo...

Vera:
Faaaaaaa, locaaaaa!
Atrapante la telenovela de la tarde.
Recién hoy me puedo poner al día con la lectura de tu rincón en el ciberespacio.
Al final, acá las víctimas son el Corto y el pobre Bonito.
No hay nada que hacer, a Fastidio le hace falta un matafuegos.
Digo, para apagar tantos ataques.
Se entendió o no?
Bueh, usté ya me algo me conoce.
Piense mal y acertará.
=P