lunes, abril 03, 2006

Núbiles

Una seguridad: desde aquí, todas se ven más bellas al momento de entrar. Hebras desordenadas o presas en un descuidado broche, ningún artificio del color, no puedo entender el apuro por la salida de esa crisálida.
Música para suicidas en el ambiente vaporoso, a mi lado, ella se seca una lágrima ¿o es un bostezo? Confirmado, veo sus ojos que esperan con los pies levantados. Allá a lo lejos una Princesa ordena atención a sus esclavos, nada podría desvariarlos. Las lindas piernas se escapan de la minifalda hacia adelante, contornos francos. Princesa pide más y tira la cabeza hacia atrás...
A la izquierda él la escucha, ella pregunta ¿se puede hacer algo con esta cara? Viene la experta en salida de crisálidas, la lleva a su guarida y se posa con un instrumento.
Ya son cuatro los que aletean alrededor de Princesa, está fascinada y levanta una serie de burbujas con el pie mientra ríe, una esclava pequeña ensaya técnicas, hasta dar con una solución aceptable, dice que sí, entonces (es tarea de uno) comienza a trenzar los hilos color habano, no puedo retirarme hasta ver el resultado.

En todas todas las edades hay algo en el corazón de los gestos, busco historias. Quiero preguntarle por qué llora, ilusa autorización para otorgar la calma.

Una nueva se sienta en el trono, habla con él que sólo escucha, saca un pote de su cartera "quiero que me pongas esto", pociones secretas para colonizar un territorio de brillo. Le habla sobre su piel. "Yo nací para mirar, lo que pocos quieren ver..." me da letra Charly.
La cara blanca, como un hierro liso y opaco, los labios finos, levanta sus dedos largos y los acerca a los ojos, sopla, sopla Princesa ¿a dónde vas esta noche? son cinco a su alrededor. Quizás más tarde alguien la recorra de otra forma y el círculo quede completado, se desarmarán los bucles prolijos, sus piernas enlentecerán la llegada de la madrugada, o quizás él sólo la mire desde lejos...Ilusa paradoja la de la belleza.

¿Te gusta? pregunta el que sólo escucha a la izquierda. Ella quiere seguir hablando, pero lenta, acepta el trato mientras se erige y despega una a una las capas monocromáticas.

La trenza está lista, como una corona desde donde parte un enjambre despreocupado.
Mis ojos repentinos llaman a las manos, un rojo bemellón le declara una guerra a la nube, la mujer contra la madre, es una batalla perdida desde siempre.

5 comentarios:

Noe dijo...

Guau. Poderosa descripción!
Besotes!

Vera Finkelstein dijo...

O no es así?
Besos Noe!

Noe dijo...

Si, nena, totalmente!!! Besos!

sauria es una mutante! dijo...

surrealismo puro Vera...
el inconciente apoderándose del sujeto lírico, el "yo" que se evapora en las nubes vaporosas...
Sin embargo, hay algo en tu texto que me recuerda a Alicia en el pais de las maravillas, esa es la letra que te da charly (o lewis caroll) :o)

Vera Finkelstein dijo...

Ay Sauria, Sauria
Usted me va a matar...de amor
Habría que ver qué hay detrás del espejo, no?
Besos
V